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sábado, 7 de noviembre de 2009

Casos especiales: Paciente que no quiere que su farmacéutico sepa que toma algún medicamento en concreto

Supongamos una situación nada descabellada: Una persona que tiene una serie de medicamentos crónicos, que toma habitualmente, y, de pronto, necesita que le sea prescrito un medicamento durante un tiempo (semanas o meses). Imaginemos que este medicamento lo tomará o se lo aplicará por algo tan personal como una enfermedad de transmisión sexual, o bien por ser portador del virus de la inmunodeficiencia humana, por ejemplo.
Conoce de toda la vida al farmacéutico, y no quiere que éste se entere de dicho medicamento. No le importa que sepa que toma lo demás (su medicación para la hipertensión, o para el colesterol, por ejemplo), pero no quiere que averigüe que el paciente tiene una enfermedad, por así llamarla, vergonzante para él (la sociedad aún tiene estos prejuicios, aunque afortunadamente, cada vez menos).
La receta electrónica contempla esta opción. Su médico puede extraerle un folleto con toda la medicación crónica, para que pueda ir a su farmacia habitual; y otro folleto con la medicación problemática, para que pueda acudir a retirarla a una farmacia alejada de su lugar de origen.

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